Si quieres cantar, poner orden en el mundo o gobernar un país, primero tendrás que ser taxista.
Ser taxista para cantar
Tenemos el ejemplo cercano del cantante nacido en Las Ventas de Madrid, José Luis Cantero conocido por todos como el Fary, artísta al que todos recordamos con cariño, cuando en los años 90 consiguió un gran éxito en televisión al protagonizar la serie Menudo es mi padre, representando el papel de un taxista.
Ser taxista para poner orden en el mundo
Seguimos con el segundo ejemplo cuando en 1979 Robert De Niro se mete ha trabajar como taxista en Nueva York, interpretando su papel en la película Taxi Driver. Robert de Niro tras su regreso de Vietnam, hace frente al insomnio que sufre desde su regreso trabajando como taxista nocturno en Nueva York. Interpreta el papel de una persona insociable, que no tiene apenas contacto con los demás, pasa sus días en el cine y en el taxi, a su vez está enamorado de una bella rubia que trabaja como voluntaria realizando una campaña política. Travis que es el nombre del taxista en la película, se siente perturbado cuando comprueba que la violencia domina la ciudad a si que un día decide hacer algo al respecto.
Ser taxista antes de ser político
¿Te imaginas subir a un taxi en Madrid y en el trayecto darte cuenta que quien conduce el taxi fuese Mariano Rajoy, Pedro Sanchez , Pablo Iglesias o cualquier otro político?
Pues esto fue lo que pasó en la ciudad de Oslo en el mes de junio de 2013, cuando algunos ciudadanos se montaron en un taxi y este lo conducía el primer ministro de Noruega Jens Stoltenberg.
El político confeso que necesitaba hacer una parada en sus funciones frente a su política con el país, pasando un día camuflado como taxista en las calles de Oslo y así poder relacionarse mejor con los ciudadanos noruegos para debatir y conocer sus opiniones antes de las elecciones de septiembre de ese mismo año.
Jens Stoltenberg quería conocer mejor la forma de pensar de los ciudadanos y pensó que nada mas cercano como compartir el habitáculo de un taxi.
Seguro que ahora pensaréis lo arriesgado que puede resultar pedir un taxi, que el mismo lo conduzca alguien que guarde alguna de estas tres características que hemos descrito. Nada mas lejos de la realidad, puesto que son trabajadores profesionales, serios y puntuales. Eso si, en nuestra normativa del taxi, no tenemos contemplado que durante el desarrollo de la profesión, este prohibido cantar, poner un poco de orden en el mundo que falta nos hace, aunque sin pasarse tanto como Travis, o intercambiar opiniones de política.
Avisados quedáis